Sesgo, condicionaje y raciocrítica

*DESCRIBIENDO y NORMANDO el INTELECTO. En algún momento, al expresar una idea u opinión, alguien cabe que nos haya advertido, incluso increpado, algo así como “eso que dices está sesgado”. ¿Y eso qué quiere decir? Bien. La investigación de la psicología cognitiva a propósito de nuestro intelecto puede adquirir básicamente dos enfoques, uno más descriptivo (cómo pensamos o inteligimos), otro más normativo (cómo deberíamos pensar o inteligir). Un sesgo, en principio, se definiría simplemente como un error cognitivo o intelectivo, con lo que, conceptualmente, estaría algo más arraigado al segundo enfoque propuesto, que, por su parte presumiría la existencia de un canon o norma sobre el intelecto; la cuestión es que ha habido investigadores que han intentado entender mejor el fenómeno psíquico que suponga el sesgo. Luego, una primera cuestión a tenerse en cuenta, y que acrecentaría el interés sobre los errores cognitivos, no sería ya la que podría aplicarse de modo específico a labores avanzadas del intelecto (como pudiese ser la de un ingeniero, al diseñar o mantener una presa, mejor o peor), sino la derivada de manera más general del poder de las emociones sobre nuestras ideas (y viceversa). Además, a ello habría que añadir la positividad de cómo habitualmente se vulnere una establecida racio-normatividad intelectiva, de manera más menos explícita, en los foros del (interesado) discurso sociopolítico (y su intención de poder), cuestión a estudiar desde una perspectiva metadiscursiva al respecto del condicionaje discursivo.

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Odio, compasión y perdón desde una ética positiva

*AJUSTANDO la COMPASIÓN y el PERDÓN. Venimos expresando que los valores de fraternidad, perdón y compasión, tal y como nos han sido enseñados (ello en un modo de simplicidad), o por lo menos tal y como yo los haya interpretado, no parecen, ni operativos, ni acordes con la positividad que nos acabamos encontrando. Las fórmulas “ofrecer la otra mejilla” o “amar a todo el mundo”, a pesar de haberme en ocasiones aplicado con denuedo, yo por lo menos, no he sido nunca capaz de ponerlas en práctica, y menos después de ser padre, momento a partir del cual también me tuve que aplicar en gestionar relaciones en las que mi hijo era protagonista, a modo de víctima (en principio inocente). Con todo, desde este estudio se manifiesta una firme creencia en la posibilidad de un antídoto frente al odio y la toxicidad, pero ello debe acometerse, desde una convivencialidad, según escenarios operativos y una ética positiva.

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La última rosa roja de noviembre

La última rosa roja de noviembre

*Lo INCÓMODO EXTRAÑO. Ha pasado ya un tiempo, y no obstante tengo un recuerdo bastante vívido de lo acaecido. Era finales de noviembre del 99, con todo el mundo muy pendiente del apagón por el efecto 2000, en medio de visiones y profecías. Esa mañana se presentó bastante fría, incluso para la fecha, con lo que nada más pisar la calle me asaltó una especie de bofetada por parte del gélido aire, que no sé si me hizo espabilar, o más bien me dejó KO para el resto del día. Sumido en un cierto rabiar, en medio de un escaso jardín delantero, casi me pasó desapercibida la imagen de una rosa roja, que todavía quería mostrar su belleza, a pesar de la inclemencia. Con tal humor, la primera impresión que comenzó a formárseme fue de incomodidad, preguntándome por la razón o explicación de que esa osada flor desafiase los momentos estacionales… lo que pasa es que, sí, extrañado, me estaba a su vez perdiendo el regalo que tal evento me ofrecía, quizás para aliviarme de la bofetada recibida.

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Condicionaje discursivo, convivencia e infraestructura

*TRAMA CONVIVENCIAL, DISCURSO y PODER. Desde un problema, la convivencia, y motivado por hallar un equilibrio discursivo cara a ésta, comencé mi camino de investigación, animado por algún presupuesto que me ayudasen a ordenar mínimamente lo que en principio se me aparecía como un confuso, además de doloroso, rompecabezas; un primero sería el que a los humanos nos cueste convivir (entendernos y llevarnos: esa convivencia problematizada); un segundo sería considerar a la convivencia como una trama compleja, con diferentes elementos, entre los que destaca el discurso (eso contingente e histórico que decimos-inteligimos), respecto del cual se podría considerar una especie de prediscurso (creencias mítico-religiosas), a diferenciar de otros elementos que podríamos conjuntar de modo genérico como extradiscuro (motivaciones e intereses, emociones –odios, afectos-, actitudes, experiencia, educación y cultura, relaciones sociopolíticas y poder, y otras relaciones económico-productivas, familiares); y un tercero consistiría en estimar que nuestra convivencia, sobremanera, dependa de (se vea condicionada por) nuestros discursos, lo cual nos llevaría a ver en ellos la causa (o, por lo menos, una de las más importantes) de nuestras dificultades convivenciales.

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Medios de manipulación de masas

Medios de manipulación de masas

«¿Se puede realmente distinguir entre los medios de comunicación de masas como instrumentos de información y diversión, y como medios de manipulación y adoctrinamiento? ¿Entre el coche como molestia y como conveniencia? ¿Entre los horrores y las comodidades de la arquitectura funcional?»

H. Marcuse, El hombre unidimensional

*REVOLUCIONES COMUNICATIVAS y PROGRAMACIÓN del SUJETO. Desde la invención de la imprenta (un hito digamos que aislado en el s.XV), la comunicación es un logro que lleva ya casi dos siglos dando saltos revolutivos, desde la concepción del telégrafo y la fotografía en el primer tercio del s.XIX, pasando por el teléfono, el cine y la radio (finales del S.XIX), la televisión y la computadora (primera mitad del s.XX), hasta llegar al PC, internet y la telefonía móvil (segunda mitad del s.XX). Es éste un progreso tecnológico que ha transformado, no sólo la sociedad occidental, sino nuestra ya aldea global, acercándonos a todos en el espacio, el lenguaje y el pensamiento. Siguiendo la voluntad socrática de examinar nuestras vidas, estamos obligados a poner nuestra atención en las consecuencias de todo ello, en especial sobre cómo pueda ser aprovechado para, de un modo cada vez más sutil y profundo, así como más fácil e inmediato, programarnos a los individuos, hacer de nosotros peones incluso de la geopolítica, sirviéndose para ello de la industria cultural[i]. Una intención tal debería superar con todo una barrera, la de nuestro discernimiento y espíritu crítico, nuestro pensar-dudar, pues, aunque alguno lo pretenda (ánimo mecanicista), el caso es que no somos máquinas. Luego, una cierta programación de un ser humano, aunque posible, e incluso facilitable, no puede darse de manera directa, sino que debe pasar por un proceso cuyo resultado sea que el sujeto tenga la sensación de que sus ideas (y su voluntad) son propias: es en esto en lo que consistiría la manipulación de las mentes, la incepción de ideas exógenas.

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Marxismo humanista desde Frankfurt

«El derecho y el deber de todo hombre que piensa es juzgar al mundo que se ha convenido en llamar libre según sus propios criterios»

M. Horkheimer

*AÑOS VEINTE APARENTEMENTE FELICES. Hace algo menos de cien años (1923) se fundó en el seno de la Universidad de Frankfurt el Institut für Sozialforschung (Instituto para la Investigación Social, de ahora en adelante el Instituto). A pesar de que existe una caracterización popular de la tercera década (los años veinte) de nuestro siglo precedente como “los felices años”, no todo el mundo parece que estuviese en esta onda, y ya algunos empezaban a estar preocupados por ciertos aromas de radicalización que pudieran estar impregnando a las sociedades occidentales. El Instituto pudo reunir así investigadores venidos de horizontes diversos, interesados por el escudriñamiento de los factores de dominación en nuestra sociedad post antiguo régimen (post revolución francesa), en las que se supone que los ideales moderno-ilustrados de libertad, igualdad y fraternidad serían el faro directriz.

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IA, soluciones-decisiones y responsabilidad

IA, soluciones-decisiones y responsabilidad

«La civilización mecánica y concentracionaria produce mercancías y devora hombres. No se le pueden poner límites a la producción de mercancías. La civilización mecánica no parará de producir mercancías más que cuando haya devorado a los hombres. Los habrá devorado en las guerras, en masas enormes y a trozos, pero los habrá devorado uno a uno, les habrá vaciado uno a uno de su médula, de su alma, de la sustancia espiritual que les hacía hombres. Y sería también una locura, ahora lo veo, el creerla capaz de hacer felices un día, en un mundo hecho para ellos, a estos hombres deshumanizados»

G. Bernanos, «El espíritu europeo y el mundo de las máquinas» en La libertad, ¿para qué?

*La ANALOGÍA MECANICISTA. La IA sería la inteligencia expresada por máquinas, a partir de sus dispositivos (hardware, principalmente procesadores) y sus programas (softwares); el término ya de por sí sería connotativo, pues daría por pre-supuesta (salvo aclaración) una analogía humano-máquina (mecanicismo), contemplándose entonces una correspondencia con cuerpo, cerebro y mente, respectivamente. La clave de este asunto está, por lo tanto, no ya en la concepción que se tenga de una máquina, sino en la del humano, en si nos veamos como máquinas o no: caso afirmativo, se podría manejar un concepto de inteligencia artificial en el sentido de análoga al humano; caso negativo, se podría aceptar que una máquina pudiese tener algún tipo de inteligencia[i], pero nunca una como la de un humano[ii]. Así, el (trascendental) debate no sería realmente IA sí-no (creo que todo el mundo estaría de acuerdo en que una ayudita por parte de máquinas sea, en principio, para bien, y más si esas máquinas estuviesen bien diseñadas en su operatividad, es decir, fuesen ‘más inteligentes’), si no máquinas aceptadas como similares a humanos sí-no.

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Términos del pensamiento crítico: cómo se nos condiciona (y lo aceptamos)

Términos del pensamiento crítico: cómo se nos condiciona (y lo aceptamos)

«La medicina no se pregunta si la vida es digna de ser vivida o cuándo deja de serlo. Todas las ciencias de la naturaleza responden a la pregunta sobre qué tenemos que hacer para dominar técnicamente la vida. Las cuestiones previas de si debemos conseguir, y en el fondo queremos, ese dominio y si ese dominio tiene verdaderamente sentido, no son tenidas en cuenta o, simplemente, son contestadas de antemano afirmativamente»

M. Weber, El político y el científico

*CONVIVENCIA de CULTURAS, CONDICIONAJE DISCURSIVO y RACIONALIDAD. Convivimos con otros humanos, con los cuales podemos coincidir en nuestros discursos y estructuras discursivas, o no, ya sea en general (patronajes, cosmovisiones), ya en nuestro lugar de trabajo (culturas corporativas), incluso como científicos más o menos profesionales (paradigmas). Una investigación positiva del discurso, o metadiscursiva, nos descubre así hasta qué punto estamos condicionados en nuestro decir-inteligir por tales patronajes, cosmovisiones, culturas o paradigmas (metafóricamente, por las gafas que llevamos para aprehender, y manejarnos con, lo que acontece-es o el mundo). Como remedio, en Occidente hemos contado con la tradición (renovada en la Modernidad-Ilustración) de la racionalidad, la cual, ya sea la científica (que buscaría contrastación), ya la crítico-filosófica (que se aplicaría en la interrogación deconstructiva), se enfrentaría al condicionaje, para empezar, buscando desvelarlo. La cuestión es que la racio-cientificidad habría sufrido una deriva dogmática e idealizada (tradición racio-occidentalista), ello debido a su ansia utópica de un discurso universal-objetivo y necesario, lo cual supuso, y sigue suponiendo, que la filosofía crítica haya de considerarse como más imprescindible, si cabe.

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Culturas corporativas

Culturas corporativas

*CULTURAS CORPORATIVAS como DIFERENTES MODOS de hacer NEGOCIO. A principios del s.XX, un ingeniero estadounidense, F.W. Taylor (1856-1915), publica The Principles of Scientific Management (1911), hoy considerado uno de los principales hitos en el desarrollo de una ciencia de la administración de empresas, junto a otros como el artículo «Administration industrielle et générale» (1916) del francés H. Fayol (1841-1925). Podemos contextualizar tales trabajos de investigación en el seno de un cada vez mayor interés en occidente, ya observable en el s.XIX, por la sociedad, así como por la historia, que había dado lugar a un adelanto sin paragón en las ciencias socio-humanas, las cuales se fueron perfilando con sus particulares metodologías, derivadas, a su vez, de las especificidades de su objeto de estudio, a diferenciarse de ese de las disciplinas más objetuales, como tradicionalmente pudiesen ser la física o la química. Entre tales ciencias ya habría despuntado la antropología, que ayudaba a abrir los ojos de los europeos a la positividad de otras culturas en el planeta, ellas tan humanas como la nuestra, lo cual contrastaba con el ánimo universalista de la racio-ilustración, así como del ideal clásico de racio-cientificidad. En este curso de reflexión, junto a la multiculturalidad, también se avanzó en el foco, y, más allá del ver y el contemplar, el hacer las cosas (la praxis) empezó a cobrar cada ver más protagonismo, un asunto que tomaron muy en serio esos pragmáticos estudiosos de la gestión organizativa. En avanzando el siglo, expertos en relaciones y recursos humanos, aprovechando los progresos de la sociología, junto a los de tales estudios antropológicos aplicados a grupos y comunidades, comenzaron a considerar el impacto de la cultura en el trabajo y la gestión de los negocios, de tal modo que, junto a una ciencia que buscase principios óptimos de administración, ellos generalizables, fue constatándose también el hecho de que las diferentes corporaciones hacían las cosas ‘a su manera’, sin poder evaluarse a priori cuál podría ser la mejor, una positividad armónica ésta con la idea del relativismo cultural. Esta preocupación reflexiva vino a ser recopilada por el psicólogo social G. Hofstede (1928-2020) en su ya popular Culture’s Consequences (1980), obra actualizada en 2010 con una publicación en coautoría con su hijo, Gert Jan, Cultures and Organizations: Software of the Mind.

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Gafas terapéuticas y posverdad

Gafas terapéuticas y posverdad

«Y es que en el mundo traidor, nada hay verdad ni mentira: todo es según el color del cristal con que se mira»

R. de Campoamor

*POSMODERNISMO y RELATIVISMO. El 18 de junio de 1917, en plena Guerra Mundial I, el que posteriormente fuese premio Nobel de Literatura, el dramaturgo L. Pirandello, tuvo por menester estrenar su obra Así es (si así os parece) en el Teatro Olimpia de Milán, con la que llevaba a cabo su particular incursión sobre el asunto de la verdad-falsedad y la realidad-apariencia, en la cual se decantaba por un relativismoescepticismo onto-epistémico, o, dicho de otra manera, por, a partir de considerar los diferentes puntos de vista, dudar sobre las cosas en sí (realidades objetivas) y sus enunciados parejos (verdades). Lo cierto es que la impresión de que los sujetos veamos a través de (y hagamos las cosas a partir de) un determinado cristal, no era novedosa, incluso podemos remontarla a los debates entre los sofistas y Sócrates-Platón, momento en que el humano daba un paso más en su proceso de consciencia respecto a su papel, más o menos principal, en el cosmos. Desde aquí, se habrían ido dando planteamientos menos o más radicales, desde aceptar que una misma realidad pueda ser percibida y discurrida de diferentes maneras, hasta ese vacilar sobre dicha realidad común que nos llevaría al planteo de múltiples y diferentes realidades a construirse individual y/o socialmente. Frente al hipermoderno s.XIX, el s.XX supuso el ascenso, que parecía imparable, del posmodernismo, el cual se dedicó a llevar el asunto hasta esos límites expuestos, y al cual se adscribieron, además de Pirandello, un gran número de pensadores y literatos[i]. Lo curioso de éste y otros tratamientos similares sería la paradoja (y perplejidad) que nos podrían dejar: ¿acaso el propio Luigi llegó a dudar de que ese 18 de junio se hubiese estrenado su propia (relativista) obra?… ¿acaso el italiano tuvo serias dudas de que esa obra estrenada en esa fecha, y en ese teatro, fuese de su autoría? Tal vez el asunto no sea tan fácil de resolver… tal vez el recurso muy de moda a la posverdad, lejos de una honestidad reflexiva, no sea más que una manera de perpetuar esa genérica frescura que acepta los hechos sólo cuando convienen. Por parte de esta investigación, y guiados por los valores equilibrio y prudencia ya mostrados por otros autores, no nos hemos atrevido a dudar de la realidad objetiva (no sea que…), aunque sí nos hemos visto obligados a defender el que cada cual pueda tener su particular punto de vista al respecto, según las ‘gafas’ que lleve puestas.

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