La convivencialidad como preocupación humanista

«¿Cómo es posible convivir -convivir humanamente- más allá de la pura conveniencia?»

H. Giannini, Reflexiones acerca de la convivencia humana

*Un HUMANO PREOCUPADO por la CONVIVENCIA. La exigencia de convivencialidad para con el discurso nos impelía a una investigación sobre el ser humano, más allá de discursos y patronajes estructurales heredados, entre los que destacaba ese objetualismo mecanicista, que habría pretendido conjuntar al humano con otros objetos de estudio, mitigando, sino eliminando, lo que justamente pudiese caracterizarlo de manera diferencial. Es por ello que comencé inclinándome hacia aquel punto de vista que tuviese como faro esa idiosincrasia humana (en particular, su capacidad de consciencia, culminante en la autoconsciencia), siempre que fuese respetuosa con todo lo demás: esta idea se puede nombrar como humanismo, una un tanto magullada, incluso tergiversada en el curso de nuestro devenir reflexivo. De esta forma, entre todo lo que leía, empecé a seleccionar a aquellos autores que, de manera más o menos explícita, podrían considerarse como humanistas, entre los que destacaban sabios ya milenarios como Buda, Sócrates o Jesucristo; en este acercamiento, busqué mi propia manera de interpretarlos, que a menudo se alejaba de otras paráfrasis previas.

*CONVIVENCIALIDAD y POSIBILIDAD. De inicio, podría pensarse que la mejor fórmula para convivir pudiere ser la de organizar mansos rebaños, sea de manera más franca, o más sutil; sin embargo, y tras un examen consecuencial, los acontecimientos del s.XX nos achuchan, nos aprietan, nos perturban en nuestro sueño de mundo feliz: ¿y si las consciencias individuales, en vez de rebeldes sin causa, sean un originario acicate para con, no la armonía ilusoria, sino la convivencia buscada/trabajada?… ¿y si el único camino sea el que parta de nosotros, no concebidos como una masa homogénea[i], sino como diferentes puntos de consciencia y discurso (poliedrismo), desde los que partirían otros tantos caminos en pos de una cierta convergencia convivencial? Pero, ¿cómo poder estimar tal posibilidad desde una visión que pretenda erradicar del diccionario conceptual eso de la consciencia, dado que algo así no cabría en un humano objeto-máquina?

*HUMANISMO CONVIVENCIAL vs. MECANICISMO. La convivencia es posible, siempre y cuando, desde una positividad, enfrentemos el odio, la toxicidad afectiva, la psicomodidad y el estado másico, pues, aunque de inicio un panorama tal, de continuada pugna (aunque sea en el formato más ‘civilizado’ de las guerras culturales) podría parecer una llamada al pesimismo [ii], pues sí, ya habríamos fracasado siempre y cuando no fuésemos capaces de imaginar otras alternativas. Frente a apuradas opciones objetualistas mecanicistas, que sólo habrían buscado el caracterizar al humano como objeto-máquina, desde esta investigación se propone otra vía. Se ha de apuntar entonces que el desarrollo de un humanismo egológico (el que, junto a la necesidad de comprender mejor al humano, arraigue la obligación de comprenderse a uno mismo) suscitaría una profunda comprensión de la complejidad humana, y se hallaría presto a ayudarnos en nuestras particulares y compartidas búsquedas de sentido, verdad y convivencia. En su marco sería viable el entendimiento de la consciencia y de la emoción; en relación con la segunda, nos posibilitaría el tratamiento del esquema biunívoco discursividad-emocionalidad; en relación con la primera, promovería nuestra perspectiva tridimensional (no confundir con trascendental) y nuestra capacidad metagnoscitiva, a partir de las que poder, justamente, estudiarnos, a nosotros y a nuestros discursos. En definitiva, un examen consecuencial reconoce en este humanismo, a diferencia del caso de un infraestructurado objetualismo mecanicista, una suerte de patronaje equilibrado, merecedor de ser calificado como convivencial, por esa capacidad de originar estructuras estables pero flexibles, capaces, desde la individualidad, de hallar lugares de inter-entendimiento.


[i] Ver «Humano masa, psicomodidad e indignidad«.

[ii] Una actitud que parece impregnar, acompañada de una fonda nostalgia, la obra de otro estudioso de la sociedad del s.XXI, el surcoreano (de adopción germana) B-Ch Han, prolífico autor de Sobre el poder (2005), Buen entretenimiento (2007), La sociedad del cansancio (2010), Topología de la violencia (2011), La sociedad de la transparencia (2012), En el enjambre (2013) o Psicopolítica (2014); por nuestra parte, queremos huir, tanto de distopías (que puedan contribuir a aumentar el ambiente depresivo-pandémico), como de utopías (que nos despisten y extravíen en relación a la proactividad que siempre sea necesario mantener para con la vida y sus vicisitudes, algo que supone una constante histórica, a partir de la cual, cada generación tiene que enfrentarse a lo que le haya tocado, lo cual no nos toca elegir, aunque sí se pueda elegir qué discurso y curso de acción tomar al respecto).

Deja un comentario