Condicionaje discursivo, convivencia e infraestructura

*TRAMA CONVIVENCIAL, DISCURSO y PODER. Desde un problema, la convivencia, y motivado por hallar un equilibrio discursivo cara a ésta, comencé mi camino de investigación, animado por algún presupuesto que me ayudasen a ordenar mínimamente lo que en principio se me aparecía como un confuso, además de doloroso, rompecabezas; un primero sería el que a los humanos nos cueste convivir (entendernos y llevarnos: esa convivencia problematizada); un segundo sería considerar a la convivencia como una trama compleja, con diferentes elementos, entre los que destaca el discurso (eso contingente e histórico que decimos-inteligimos), respecto del cual se podría considerar una especie de prediscurso (creencias mítico-religiosas), a diferenciar de otros elementos que podríamos conjuntar de modo genérico como extradiscuro (motivaciones e intereses, emociones –odios, afectos-, actitudes, experiencia, educación y cultura, relaciones sociopolíticas y poder, y otras relaciones económico-productivas, familiares); y un tercero consistiría en estimar que nuestra convivencia, sobremanera, dependa de (se vea condicionada por) nuestros discursos, lo cual nos llevaría a ver en ellos la causa (o, por lo menos, una de las más importantes) de nuestras dificultades convivenciales.

Seguir leyendo «Condicionaje discursivo, convivencia e infraestructura»

Medios de manipulación de masas

Medios de manipulación de masas

«¿Se puede realmente distinguir entre los medios de comunicación de masas como instrumentos de información y diversión, y como medios de manipulación y adoctrinamiento? ¿Entre el coche como molestia y como conveniencia? ¿Entre los horrores y las comodidades de la arquitectura funcional?»

H. Marcuse, El hombre unidimensional

*REVOLUCIONES COMUNICATIVAS y PROGRAMACIÓN del SUJETO. Desde la invención de la imprenta (un hito digamos que aislado en el s.XV), la comunicación es un logro que lleva ya casi dos siglos dando saltos revolutivos, desde la concepción del telégrafo y la fotografía en el primer tercio del s.XIX, pasando por el teléfono, el cine y la radio (finales del S.XIX), la televisión y la computadora (primera mitad del s.XX), hasta llegar al PC, internet y la telefonía móvil (segunda mitad del s.XX). Es éste un progreso tecnológico que ha transformado, no sólo la sociedad occidental, sino nuestra ya aldea global, acercándonos a todos en el espacio, el lenguaje y el pensamiento. Siguiendo la voluntad socrática de examinar nuestras vidas, estamos obligados a poner nuestra atención en las consecuencias de todo ello, en especial sobre cómo pueda ser aprovechado para, de un modo cada vez más sutil y profundo, así como más fácil e inmediato, programarnos a los individuos, hacer de nosotros peones incluso de la geopolítica, sirviéndose para ello de la industria cultural[i]. Una intención tal debería superar con todo una barrera, la de nuestro discernimiento y espíritu crítico, nuestro pensar-dudar, pues, aunque alguno lo pretenda (ánimo mecanicista), el caso es que no somos máquinas. Luego, una cierta programación de un ser humano, aunque posible, e incluso facilitable, no puede darse de manera directa, sino que debe pasar por un proceso cuyo resultado sea que el sujeto tenga la sensación de que sus ideas (y su voluntad) son propias: es en esto en lo que consistiría la manipulación de las mentes, la incepción de ideas exógenas.

Seguir leyendo «Medios de manipulación de masas»

Marxismo humanista desde Frankfurt

«El derecho y el deber de todo hombre que piensa es juzgar al mundo que se ha convenido en llamar libre según sus propios criterios»

M. Horkheimer

*AÑOS VEINTE APARENTEMENTE FELICES. Hace algo menos de cien años (1923) se fundó en el seno de la Universidad de Frankfurt el Institut für Sozialforschung (Instituto para la Investigación Social, de ahora en adelante el Instituto). A pesar de que existe una caracterización popular de la tercera década (los años veinte) de nuestro siglo precedente como “los felices años”, no todo el mundo parece que estuviese en esta onda, y ya algunos empezaban a estar preocupados por ciertos aromas de radicalización que pudieran estar impregnando a las sociedades occidentales. El Instituto pudo reunir así investigadores venidos de horizontes diversos, interesados por el escudriñamiento de los factores de dominación en nuestra sociedad post antiguo régimen (post revolución francesa), en las que se supone que los ideales moderno-ilustrados de libertad, igualdad y fraternidad serían el faro directriz.

Seguir leyendo «Marxismo humanista desde Frankfurt»

Masas y responsabilidad individual en geopolítica

«Como las masas, por definición, no deben ni pueden dirigir su propia existencia, y menos regentar la sociedad, quiere decirse que Europa sufre ahora la más grave crisis que a pueblos, naciones, culturas, cabe padecer»

J. Ortega y Gasset, La rebelión de las masas

*INDIVIDUO, MASA y GUERRA CULTURAL. Hemos animado a percatarnos de hasta qué punto el formato de colonización y lucha por el poder haya variado hacia éste de la guerra cultural, uno no novedoso (se puede considerar como siempre presente en toda conflagración), pero que hoy sería el más viable, debido a la idiosincrasia de nuestro mundo. Frente a ello, los humanos de a pie podría parecer que poco tengamos que decir en geopolítica, y más los de una sociedad psico-acomodada… pero mi opinión disiente: no cabría explicar cumplidamente las conflagraciones entre estados si, a su vez, no se tuviese en cuenta la aportación a ello de cada uno de nosotros. Aunque inicialmente un espíritu compasivo podría buscar amparar a los individuos, se ha de advertir que somos los individuos los que, al final, nos toca asumir la responsabilidad del devenir histórico: puede que los libros de historia no nos mencionen, pero ahí estamos, y nuestro papel jugamos, aunque a menudo de manera, no individual, sino conjuntados como masa [i] (peyorativo de colectivo o comunidad), y apareciendo ostensiblemente en escena cuando dicha masa tiene un peso específico, lo cual, habitualmente, acaba teniendo consecuencias desastrosas.

Seguir leyendo «Masas y responsabilidad individual en geopolítica»

Alianzas en defensa de las libertades individuales

«La verdad es la primera víctima de la guerra»

atribuida a Esquilo

*La HISTORIA de OCCIDENTE desde el PUNTO de VISTA de los SIMPLES INDIVIDUOS. Podríamos creer que la verdad sea la primera víctima de la guerra, principalmente en las guerras culturales; pero, sin lugar a duda, deberíamos considerar del mismo modo a los sencillos individuos, incluso en las guerras culturales. El occidentalismo (y su deriva cultural, o racio-occidentalismo) ya durante el s.XIX, y culminantemente en el s.XX (véase industria cultural y medios másicos), se supo vender al mundo, y en especial a los propios ciudadanos de Occidente, como adalid de la Modernidad (o superación del antiguo régimen), así como defensor de las libertades del individuo y del constitucionalismo democrático. Este discurso lo hicieron propio los autodenominados aliados a propósito de la Guerra Mundial, Francia y los países anglosajones GB y EEUU, estados que, de modo cada vez más ostentoso (destacando finalmente EEUU)[i], se fueron atribuyendo la capacidad de injerir en la política y la economía de otros países y sociedades, y además esgrimiendo esa sensibilidad (y soporte moral) de hacerlo por el bien de la población (local y global), una atribución que persiste, a pesar de que ya cayese la que se dijo en su momento era la mayor amenaza de la civilización occidental, aquel marxismo soviético. El s.XX, particularmente las industrializaciones y la tan lamentable como devastadora Guerra Mundial, como pináculo del proceso de inestabilidad social decimonónico, nos vino a mostrar una realidad diferente, en la que, para los superpoderosos estados occidentales, los individuos no habrían consistido sino en piezas de la partida por el predominio mundial, y/o engranajes en la maquinaria productivo-consumista, una realidad bastante lejana del programa de la tradición racio-moderna occidental. De esta manera, los mismos ciudadanos de occidente se habrían de considerar como unos damnificados más de tal occidentalismo y su voluntad supremacista, de tal modo que se podría decir que el conjunto de los desfavorecidos incluiría también a tales occidentales, aunque puede que no hubiesen sido éstos tan damnificados del disfavor como otros habitantes del planeta. Nos vemos obligados a expresar esta advertencia, pues, sea como sea, la gente llana no parece que cuente para los libros de historia.

Seguir leyendo «Alianzas en defensa de las libertades individuales»