Discurso, raciocrítica y poder

*Un LIBRO en una ESTANTERÍA. «Hace algunos años, curioseando por la librería Espasa Calpe, vino a llamar mi atención un libro en la sección de filosofía, titulado, de forma tan sugerente como marketiniana, Por qué el mundo no existe, de un novel intelectual alemán, Markus Gabriel». Así podría empezar esta historia, o así podría empezar una novela cualquiera. Sea como sea, parece un buen comienzo, una buena manera de iniciarnos en aquello que interesa narrar, una buena forma de captar la atención del público, sea el más erudito, sea el más profano, pues, una primera cuestión que se plantea es cómo animar a compartir con el autor aquello que a éste le inquiete. Pretender la lectura de cuatrocientas pp. de tesis, siquiera de algo más de veinte de un artículo especializado, es algo, o quimérico, o en todo caso dejado a la libre iniciativa de las personas. Además, de esas palabras tampoco tiene por qué destilarse con claror la historia que rodea a la investigación que el autor ha desarrollado desde hace ya tiempo, los motivos que le llevaron a iniciarla, aquello que le preocupe.

*DISCURSO, CONVIVENCIA y PODER como PREOCUPACIONES HUMANISTAS. Y ¿qué es lo que le preocupa al autor? Respuesta, en principio, sencilla: el discurso. Por discurso se puede entender lo que decimos e inteligimos, el vehículo de nuestro lenguaje e intelecto, así como la herramienta que utilizamos para justificar nuestra conducta y curso de acción. Con este concepto pretendemos, en principio, hacernos eco del giro lingüístico seguido por diferentes autores y maestros, sobre todo a partir del s.XX; no obstante, se ha de decir que nuestra particular visión supondría, tras aceptar una fundamental imbricación lenguaje-intelecto, una no identificación, así como un no decantarse sobre la principalidad de uno u otro aspecto. Pero ¿por qué le preocupa tanto el discurso al autor? La cuestión es que el discurso no se puede entender como una preocupación primaria o terminante: el asunto del discurso es un síntoma de lo que auténticamente preocupa al autor, que es la convivencia, el que nos cueste entendernos, interpenetrados por el odio que nos tenemos, ello con sus posibles consecuencias derivadas, como el pelear, incluso el guerrear. El discurso es así un asunto clave en el objetivo de entender, entendernos y llevarnos, convivir vamos, de ahí que un concepto (así como un desiderátum) clave para el autor sea ese de un discurso convivencial, ello desde un ánimo humanista. Desde aquí, lo que al autor le inquieta, ello a partir de la constatación positiva del condicionaje discursivo, es cómo el discurso pueda ser abusado como herramienta de poder, en cualquier ámbito, desde cualquier representación, no sólo en la escena de las guerras culturales y la geopolítica; y con poder no nos referimos a esa deseable potestad de la que todo individuo o empresa haría gala cara a su propio desarrollo; con poder nos referimos a esa dinámica de sometimiento, de sometedor-sometido, que hoy aprovecha de manera notoria el estado másico y la psicomodidad de la población.

*Una TESIS y un ARTÍCULO desde la RACIOCRÍTICA. Aguijoneado por esta preocupación, hace ya unos años el autor comenzó a indagar sobre el discurso, a discurrir sobre el propio discurrir, una labor que podríamos caracterizar como metadiscursiva, raciocrítica desde una perspectiva tridimensional; un estudio sobre cuya conveniencia se tiene una firme convicción, en el sentido de que pueda ayudar, si no para erradicar, sí para moderar el atropello de unos humanos para con otros. A esa exploración, centrada en los precedentes de los patronajes estructurales (como pudiesen ser las epistemes foucaultianas, o los paradigmas kuhnianos), se le pretendió dar en su momento un cariz más académico, depurado y contrastado, por lo que se inició el proyecto de una investigación doctoral[i]; ello se complementó con un experimento intelectual (Gedankenexperiment), en el que se pretendió la aplicación de las herramientas metadiscursivas para el análisis de los pensamientos y palabras (del discurso) de alguien, y que fue publicado en la forma de un artículo especializado[ii].

*FILOSOFÍA al ALCANCE. Con todo, algo faltaba, algo relacionado con aquello por dónde empezábamos, un canal de comunicación entre el autor y las personas, porque, más allá del ensimismado mundo erudito, ¿a qué discurrir (o metadiscurrir) si ello pudiere permanecer enclaustrado, sin justamente ayudar al objetivo inicial propuesto, ese de superar nuestras dificultades para entendernos y convivir? Una idea se ha buscado materializar entonces, esa de aprovechar la revolución en la comunicación-información, la cual nos provee de un buen plantel de útiles para tratar nuestros discursos y metadiscursos, con la posibilidad de darles diferentes formatos expresivos, ello siempre con el fin que hacer realidad una comunidad de ideas lo más global posible.


[i] Que se tituló Epistemes, paradigmas y apriori, focalizada en precedentes de una investigación tal, es decir, en otros autores que previamente pudieran haber discurrido sobre el discurso; tres fueron los que llamaron nuestra atención: uno más vetusto, I. Kant, y dos más contemporáneos, T. Kuhn y M. Foucault.

[ii] “Nuevo siglo, neorrealismo y mundo”, sobre la filosofía del s.XXI, en concreto sobre el nuevo realismo, y en específico sobre el pronunciado por M. Gabriel; el meta-análisis raciocrítico del sistema pensado por el precoz autor germano nos vino a dejar algunas pistas sobre dejes a caracterizar como dogmáticos, ello cuando, en una línea de expresión erudita ya tradicional, se habría pretendido dar por evidentes y demostrados asertos respecto de los que sería más aconsejable mantener una condición prudente.

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